Voy a ser claro contigo. Llevo años en este mundo. Probando, mezclando, dándole vueltas a los sabores. Siempre he creído que la comida no es solo comida, es una experiencia. Un buen plato puede hacerte cerrar los ojos, sonreír sin darte cuenta, transportarte a otro sitio.

Pero con las salsas… algo no encajaba.

Todo sabía igual. Siempre las mismas combinaciones aburridas, los mismos botes que compras sin emoción y olvidas en la nevera. Las salsas estaban destinadas a ser un extra, un complemento sin protagonismo.

Y yo, amigo mío, no nací para ser un complemento.

Una noche, después de un día cualquiera, estaba en la cocina. Saqué todo lo que tenía a mano. Gochujang, ajo tostado, sourcream, especias que ni recordaba haber comprado. Empecé a mezclar. A probar. A fallar. A volver a intentarlo.

Y ahí pasó. El clic.

Las salsas no tenían por qué ser aburridas. Podían ser las protagonistas. Podían tener su propio carácter, su propia historia, su propia actitud.

Esa noche entendí algo: lo que conocíamos como "salsa" estaba desactualizado. Había que romper las reglas, hacer algo con más intensidad, con más personalidad.

Así nació Murphy’s.

Si buscas lo de siempre, no estás en el lugar correcto. Aquí venimos a probar nuevas cosas. Así que dime, ¿estás listo para probar algo de verdad?

Bienvenido a Murphy’s.

El sabor que conocías ya no será suficiente.